En Uruguay, Robert Godoy creció con el sentimiento del rencor en su casa, y con los años se convirtió en una fuerza que guiaba sus decisiones y dominaba su vida. "Mi padre no estaba mucho en casa. Muchas veces me tocó encontrarlo en la calle con otras mujeres de la mano. Y mi madre, por las noches, hombres entraban a mi casa."
Llegó un momento en que él padre de Robert se olvidó de llevarles comida a casa. "Mi madre no trabajaba. Después yo vi a mi madre que ella se prostituía, para darnos de comer, con el dueño de la casa."
Cuando el dinero escaseaba y el hambre dolía, Robert salía a vender botellas y fierros para poder comer.
"Mi corazón estaba muy mal. Estaba muy triste porque vivíamos en una necesidad, en una miseria tremenda." |